“Movilidad”, por @Guillermosorno

¿Es normal y deseable que un capitalino pierda semanalmente 16 horas semanales en trasladarse a la escuela o el trabajo? ¿Está bien que ocho de diez personas consideren que el transporte público es inseguro y que siete de cada diez mujeres dicen tener miedo de ser agredidas sexualmente al usarlo? No.

Recientemente, el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo México y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal presentaron un informe sobre movilidad, que es un esfuerzo por hacer visibles los problemas en el transporte público en esta ciudad capital.

En la base de este informe está la idea de que la movilidad es un derecho y que el Estado está obligado a hacer todo lo que esté a su alcance para que las personas puedan tener formas de transporte digno.

Reconocer que la movilidad es un derecho humano es una interpretación de nuevo cuño y tiene que ver con la concepción de esos derechos como algo fluido, en movimiento, algo que responde a fechas o necesidades concretas.

Según el informe, el Estado tiene que asegurar tres componentes: diversidad de medios de transporte, una infraestructura urbana adecuada y un espacio público de calidad.

Bogotá, Medellín y Curitiba son tres ciudades donde la ciudad de México podría mirar para aprender. En los tres casos, hay un plan maestro de movilidad que integra las tres esferas mencionadas.

A la Ciudad de México le falta mucho por hacer. Uno de los grandes problemas es el sistema de transporte público concesionado: llámese microbuses y peseros. Existen 100 rutas y más de mil 100 ramales; 30 mil unidades que movilizan a casi 10 millones de personas. La lógica económica con la que funcionan estas concesiones obliga a los concesionarios a trabajar de forma precaria y a utilizar todo tipo de trucos para ganar más dinero, como cazar pasajeros, correr para dar más vueltas, etcétera.

Pero no es el único. El gran problema es que no existe en el DF una concepción global de la movilidad, sino esfuerzos aislados: por ejemplo, la protección a las mujeres, el acceso a las personas con discapacidad o el mejoramiento del espacio público son vistos como asuntos aislados.

El chiste sería una reflexión sobre la movilidad más amplia y con un enfoque de derechos humanos, concluye el Informe. Así sea.

¡Anímate y opina!

* Guillermo Osorno es director de la revista Gatopardo y cronista de la ciudad. Fue director de la revista dF y compilador de los libros ¿En qué cabeza cabe? (Mapas, 2004) y Crónicas de otro planeta (Random House, 2008). Es egresado de la escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y profesor de periodismo narrativo en la maestría de periodismo y asuntos públicos del CIDE.

(GUILLERMO OSORNO)