“Ni sangre, ni lodo, ni gloria”, por @Felpas

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Edward Snowden. Nunca olvidemos su nombre. Tampoco el de Bradley Manning. Tampoco el de Aaron Swartz. Si como civilización no nos arruinamos antes, en unos siglos podrían ser héroes. Ahora dividen opiniones. A diferencia de los próceres, cuyo trabajo consistió en cubrirse de sangre, lodo y gloria en el campo de batalla, ellos estuvieron sentados en una silla frente a su computadora.

A Snowden, de 29 años, lo conocimos a inicios de esta semana en un video. Desde Hong Kong confesó ser quien filtró a la prensa las evidencias de que, en nombre de la seguridad nacional, las firmas de internet y las telefónicas estadounidenses permiten al gobierno acceso a datos privados de los usuarios. Nada que no sospecháramos ya. Snowden ha declarado que tras tomar la decisión de ventilar este asunto, su vida está acabada. En Hong Kong espera algún milagro que lo salve de la “justicia”. Mientras, amarra navajas a partir de lo que sabe. Ayer jueves reveló que Estados Unidos ha hackeado a los chinos…

Manning, por su parte, lleva casi tres años en la cárcel. Su juicio se lleva a cabo en estos días. Es el autor de la mayor (y más famosa) filtración a la prensa de cables diplomáticos estadounidenses. Al igual que el caso de Snowden, era información clasificada elegida con cuidado. Con el agravante de que es militar, la “justicia” ha sido más estricta con él. De apenas 25 años, acabará sus días en prisión, a menos que en el lapso de su vida ocurra algo verdaderamente inesperado.

Swartz ya está muerto. Se suicidó. Era un chico brillante cuya vida ya había dado frutos en internet: en buena medida a él se deben el formato de actualización RSS, la semilla de Creative Commons, y la plataforma del sitio de interacción social Reddit. Fiel a sus ideales de libertad, puso en línea, gratis, artículos académicos sólo disponibles mediante suscripción. Su idea era poner el conocimiento al alcance de cualquiera, no únicamente de las personas que pudieran pagarlo. En enero pasado, presionado por los cargos que la “justicia” le imputaba por esta causa, se colgó. Tenía 26 años.

En las historias de los tres hay una lógica de acción y visión que hoy enfada a las autoridades, y a quienes creen en la autoridad. Es la ética.

¿Si tuvieras evidencia de que tu gobierno está abusando de su poder, lo habrías hecho público para beneficio de la humanidad, aunque tu vida se volviera miserable? ¿O hubieras actuado según la ética marxista? –la de Groucho Marx, se entiende, no la del otro Marx: “Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”.

Es la ética. No la que llena manuales, discursos y buenas intenciones. Sino la que actúa. La que decide. La que puede arruinarte la vida.

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Felipe Soto Viterbo nació en la Ciudad de México. Es autor de las novelas El demonio de la simetría, Verloso, artista de la mentira y Conspiración de las cosas. Es profesor de periodismo en la Ibero y de narrativa en el Claustro de Sor Juana.

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(FELIPE SOTO VITERBO)