Defeños en el Cervantino

Siete cosas que los capitalinos vivimos en el festival cultural guanajuatense, cuya edición 2015 arranca este miércoles 7 de octubre

 

Dejar todo para el último
Obviamente todos los hoteles están a reventar, así que terminas quedándote en una habitación piojosa con baño compartido (que no sirve bien), si bien te va.

 

Ir en tour
Desde unos meses antes, comienzan a aparecer letreros por todas las prepas y universidades: “¡Vámonos al Cervantino!”. Alguien renta un camión que de inmediato se convierte en “antrobús”.

 

Fiestear hasta las mil
Una chela lleva a la otra y en algún momento, quién sabe cómo, terminas bailando salsa en La Dama de las Camelias a las cuatro de la mañana y comiendo burritos a las cinco para “revivir”.

 

Ligar con quién sabe quién
Es como amor de verano de película gringa, pero entre las juventudes cervantineras que ligan en antros atrapados en los años noventa. Al fin que lo que pasa en Guanajuato se queda en Guanajuato.

 

Burlarte de las estudiantinas
Te mueres de risa por sus trajecitos de terciopelo, sus medias y su ñoñez. Pero bien que terminas cantando “Deeee coloreeeeees” con ellos en la borrachera.

 

Ir crudo a ver a las momias
Si vas a Guanajuato de joven y no te emborrachas con galones de chela, ¿realmente fuiste a Guanajuato? Al día siguiente vas al museo de las momias y te sientes como una de ellas.

 

Ah, sí, los eventos
En algún momento te acuerdas que fuiste por los eventos culturales, no por la pachanga, y vas a un par para no sentirte mal y decir que ya cumpliste.