El arte de intervenir el metro

El arte es un refugio ante la crisis social, sin importar su medio de expresión. 

Es probable que cualquier chilango que se traslade en transporte público haya visto alguna vez las estaciones del Metro con los nombres intervenidos, o que cualquier persona los viera en alguna foto en redes sociales.

Iztapalapa por Ayotzinapa, Normal por Normalistas, Patriotismo por Matriotismo, Etiopía por Utopía o Niños Héroes por 43 Niños Héroes.

Las personas detrás de este proyecto conforman Redretro, un proyecto abierto de arte urbano nacido en España en la primavera de 2006.

En México cuentan con siete miembros permanentes que conforman la planeación y distribución del mensaje final, pero también tienen  “operarias” para determinadas acciones.

El primer proyecto de Redretro nació en Madrid, motivado por un blog de arte cuyos contenidos comenzaron a definir sus acciones en el metro de la capital española y en Valencia.

Gracias a la beca Arte y Derecho de la fundación VEGAP, la idea llegó a Berlín y a la capital mexicana con la intención de crear una “Red Onírica Mundial”.

Los integrantes mexicanos tienen de 18 a 56 años y cada uno tiene un oficio y estudios diferentes; hay desempleados, vendedores informales, oficinistas, personal de limpieza y hasta un escritor de novelas de tocador.

“Redretro es un espacio abierto para todos los rebeldes con o sin causa. Lo que nos une a la mayor parte, se podría decir, es la pasión por los viniles adheribles, el creernos urbanistas de instinto, más cercanos al INAPAM que a la UNAM o al INBA”, expresaron en entrevista en la que, por obvias razones, omitieron sus identidades.

Su primer acto fue renombrar al Sistema de Transporte Colectivo por Sistema de Transporte Onírico.

¿Cómo planean sus acciones? “Generalmente alguien lanza una idea, ya sea de los miembros activos o de algún amigo o familiar que conoce nuestra identidad secreta (también aceptamos sugerencias por las redes sociales). La idea base puede surgir de la oportunidad sintáctica, o sea, de la palabra misma, como ocurrió con #Matriotismo”.

Sin embargo, muchas otras surgen del simple deseo de aludir a un acontecimiento social importante, “como ocurrió con la #Op43 en apoyo a los normalistas desaparecidos”.

Los riesgos de alterar las instalaciones del Metro, dicen, son muy bajos, “en el reglamento del Metro no hay ningún apartado que prohíba cambiar los letreros de las estaciones”.

Su arte “es físicamente inofensivo, lo llamamos delito removible; no daña el inmobiliario. Si un agente de seguridad nos atrapa en el acto, simplemente quitamos el vinil y chan chan, por arte de magia desaparece el cuerpo del crimen.

¿Su objetivo? Ninguno. “No esperamos ser oídos porque el silencio es nuestro lenguaje”.

 

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