Otra celebración

Big Mac

Por más que rogué, por más que prometí sacar buenas calificaciones, portarme bien, hacer la tarea y no causar problemas, el 28 de octubre de 1985 mis papás se negaron rotundamente a que al día siguiente yo me fuera de pinta a formarme a las seis de la mañana a Anillo Periférico 4090 para la inauguración del primer McDonald’s en México. Moría por estar ahí. Con todo y que ya había podido comer una Big Mac o una Quarter Pounder en algún viaje a los Estados Unidos, la emoción de poder comerla aquí, en casa, era enorme.

Tenía que estar en el evento del año. Pero ni mis ojos de perrito triste, ni mis berrinches y pataletas, ni mis promesas vacías de excelencia académica lograron el cometido. No sé si por que eran ex hippies y la llegada de la cadena de los arcos amarillos, símbolo por excelencia del imperialismo, era vista como una invasión a nuestra soberanía, o si porque realmente no querían que me fuera de pinta y les daba cosa que solito me fuera hasta el periférico (vamos, tenía ya 15 años, no estaba tan chico) en plena psicosis post septiembre 19. El caso es que no pude ir. Me tuve que conformar con los reportes del día siguiente, de los que presumían de haberse echado una Big Mac en el Pedregal a las 11 de la mañana.

Mucho se habla, positiva y negativamente, de McDonald’s. A mí me importa una sola cosa: el sabor. Creo que no hay hamburguesa más perfecta que su Cheeseburger. Tradicional, muy ortodoxa, llena de sabor, tamaño ideal. Es la hamburguesa perfecta para salir de un apuro y que, donde sea, siempre va a saber igual. El chiste de McDonald’s es que sabe bien. Sabe como debe de saber una hamburguesa. Es el prototipo de una hamburguesa americana. Sí, es fast food (comida rápida) industrializada e incluso tiene su lado malévolo, pero sabe, nunca falla.

No soy partidario de la Quarter Pounder ni de los inventos modernos como la CBO, la McNífica, las Angus o la tan celebrada McRib. Para mí, el triunfo de Mickey D’s es la Big Mac, la cual debería de calificar como una comida completa: proteína (carne), vegetales (lechuga, cebolla y pepinillos) y carbohidratos (pan).

Ahora, aprovechando su 30 aniversario, tienen en el menú por tiempo limitado una chulada que se llama Mega Mac: una Big Mac con cuatro carnes. Imperdible. Otra cosa digna de mencionar son sus papas, las mejores papas a la francesa del mundo de la comida rápida. Gracias a documentales como Super Size Me o Food Inc. podemos saber los detalles íntimos de porqué prácticamente nos tienen que encantar estas papas (inclusive hay quienes cuestionan si realmente están hechas de papa), pero no importa. Saben a gloria.

Finalmente pude ir al primer McDonald’s de México mucho tiempo después, ya que había pasado la locura de la apertura e inclusive ya que existía una segunda sucursal abierta (la de Periférico y Palmas).

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Chihuahuense de nacimiento, radica, desde el siglo pasado en Coyoacán. Licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana. Tiene 3 carreras paralelas, concomitantes a veces, separadas generalmente. Por un lado existe Marcelo Lara, director artístico en Warner Music y músico: guitarrista de Moderatto, y también Marcello Lara, catador de hamburguesas: Burgerman.